De un año hacia aquí he ido implementando la filosofía minimalista a mi vida y se basa principalmente en una máxima, céntrate en lo que importa. Todo lo demás que nos aleje de nuestro foco sobra y por consiguiente nos aleja de nuestra felicidad.
Cuando nos centramos en recorrer el camino marcado a veces la vida te lleva por caminos increibles de baldosas , otras por un pedregal lleno de zarzas pero para caminar siempre necesitanos unos zapatos. A veces esos zapatos tienen el color exacto y se ajustan a la perfección a nuestros pies. Pero por el contrario otras veces esos zapatos nos aprietan o nos quedan grandes y es en ese momento cuando hay que dejarlos marchar. Durante un tiempo permaneceremos descalzos y esa será una sensacion rara pero estaremos siendo honestos y lo mejor de todo seremos felices.
Hace tiempo que mis zapatos empezaron a apretarme y lo que es peor tuve la sensación que caminaba con unos que no eran para mi. La decisión fue rápida, cambiar y desechar todo aquello que me entorpecía en mi meta. Qué meta? La de ser feliz. No se si llegaré al destino marcado (por mi) pero si se que en esta travesía habré tomado mis propias decisiones.
Muchas veces escuchamos deberías estudiar esto, te pega trabajar en este sitio y un montón de aspiraciones que ponen los otros en nosotros. Si hay buenas intenciones no es nada malo pero lo chungo viene que con tanto "deberías" empezamos a caminar con los zapatos de otro.
Este es el momento de reaprender y de dejar marchar aquello que entorpece mi objetivo. En este proceso que ha sido duro pero que me lo he tomado como un juego me he alejado de personas interesadas, tóxicas y que poco o nada de valor aportaban a mi vida. Siempre he pensado que existen dos tipos de personas, las que te acompañan durante un periodo y las que son para siempre pase lo que pase.
En definitiva rodéate de esas creencias y personas que resuenan contigo. Ah y no te olvides de los zapatos, lo necesitarás para seguir caminando.
*Dedicado a todas las Doritas que siguen buscado al mago de Oz.